A MI DE TUTTI FRUTTI PORFAVOR....

Como decía mi admirado Forrest, Forrest Gump, la vida es una caja de bombones..aunque yo no lo veo así exactamente. La vida es como entrar en una heladería..y ver toda la clase de sabores con los ojos como los de un niño, sabes que el que realmente te gusta es el helado de chocolate, pero miras el de melón, el de mandarina, el de frutas del bosque, y hasta el de garbanzos con tocino, ansiando probarlos...al final te decides por el de higos chumbos con tomillo de la Alcarria no sabes por que extraño motivo...y mientras vas saboreando, te maldices una y mil veces por no haber pedido el de chocolate que es el que realmente querías, y le añoras, le hechas de menos y hasta en un recóndito lugar de la memoria gustativa lo recuerdas mejor incluso de lo que es...¿ a que viene esto?, realmente, no lo se, imagino que el calor ha reblandecido mis pocas neuronas aprovechables....y me induce en una especie de coma calorífico a tener estas extrañas divagaciones..
El ser humano...(y va también por lo del helado) no sé por qué extraño juego de la mente, necesita mortificarse a veces, suena macabro e incluso algo masoquista, pero en realidad es asi, nos auto compadecemos de lo que nos ocurre, cuando en realidad somos recurrentes en cuanto a nuestros actos, no se nos ocurre pensar a veces como Occam, o principio de economía o de parsimonia. Según el cual en igualdad de condiciones la solución más sencilla es probablemente la correcta. Entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem, o «No ha de presumirse la existencia de más cosas que las absolutamente necesarias».
Pero en la mayoría de los casos no pensamos así, lo cual nos lleva sin ningun tipo de contemplación a hacer daño a personas cercanas, no lo hacemos intencionadamente, ya que los únicos que nos hacemos daño irremediablemente somos nosotros. Pero es innato en el ser humano.
Supongo que en el fondo de nuestra mente todos nos autocastigamos en algún momento, es la odiosa vocecita de la conciencia, o como quiera que se llame, que nos hace pensar cosas como : Eres un desastre
Eres demasiado dependiente.Eres un-a fracasado-a

Emplea muchas expresiones con los "deberías" o "tendrías que..."

Deberías haber sido más...
Nunca deberías haber dicho...
Deberías haber sido menos exigente...
Ya no tendrías que sentirte así...
Ya deberías haberlo superado...
Deberías ser más amable...
Asi ad infinitum..la cuestión es castigarnos por lo que hacemos e incluso por lo que no hacemos, por el pasado, por el presente y por lo que aun no ha sucedido.
Como si nadie tuviera el derecho a sentirse del todo bien, como si hubiera que pagar una ancestral ofrenda a no se que estúpido Dios pagano por la sensación de disfrutar de algo.
Como si nos costara aceptar, que tenemos algo que nos mantiene con vida, por el mero miedo de saber que un día lo perderás...si, porque al final nada dura eternamente, excepto..nuestro remordimiento y miedo, nuestra angustia vital por tener miedo...por el que dirán, por el que pensaran de mi, o por el subyugante placer de machacarnos, como si eso nos fuera a redimir de lo que sentimos, pensamos o hacemos. El Yin y el Yan, el bien y el mal, el cielo y el infierno, etc, etc, etc, un sinfín de sentimientos contradictorios, como si fuéramos meros imanes, la ley del magnetismo...la estúpida ley del ser humano,¿merezco ser feliz? tal vez no, y como lo soy, para no decirlo, para no admitirlo, me autolesiono mentalmente, sintiéndome mal, me refugio en mis penas y miserias y ahí estaré a salvo de mi misma..no quiero salir de ellas por la absurda comodidad de no tener que volver a caer en las mismas..Vi una película hace poco, jajaja, no recuerdo el titulo, soy malísima para eso..en la que un tipo le decía a otro: Los depresivos, no quieren dejar de serlo, por que tendrían que salir al mundo real, y eso sin duda les llevaría a deprimirse. Es un buen ejemplo de la pescadilla que se muerde la cola. Y tal vez por eso y por nuestros ancestrales miedos, a nuestra educación laica o religiosa, pero educación reprimida al fin y al cabo, tenemos miedo a decir a veces cosas a los demás que creemos que nos van a atar para siempre, cuando la realidad es mucho mas simple, nos ata para siempre lo que no decimos, lo que callamos y lo que tememos decir, por que siempre nos quedara cuando haya pasado el tiempo, la abrupta sensación de vacío de no haber sido nosotros mismos en un momento puntual, lo de soy el amo de mis silencios y esclavo de mis palabras, es cierto..pero solo en los contratos o en un juicio con testigos. Ante nosotros mismos somos y seremos para siempre esclavos de lo que podíamos haber expresado y nunca lo hicimos por miedo o cobardía.